martes, 21 de febrero de 2012

Entevista a Eugenia Lemos ♥

Es una de las chicas que le ponen pimienta a la temporada en las sierras, donde participa de Despedida de soltero. Ataca a sus colegas mujeres y dice: “Con la lengua, ninguna mediática me dura un round”. Tiene 26 años y aunque no reniega de haber salido de un reality, asegura: “Mi currículum es mucho mejor que el de cualquiera que esté trabajando acá”. Confiesa estar enamorada de su novio, un muchacho de perfil bajo. Aclara que "si alguien tiene que llamar la atención en mi pareja, ésa soy yo".

  - No se queda callada. Nunca. Para casi todo el mundo salió de un reality, Soñando por bailar, que ganó. Llegó a ese olimpo de la tevé llamado Bailando por un sueño, duró allí más de lo que muchos suponían y hoy le pone el cuerpo (y una extraña pronunciación “rusa”) a su personaje de Despedida de soltero, en el teatro Candilejas 2 de Carlos Paz, donde comparte cartel con Paula Chaves, Peter Alfonso y Tito Speranza: de la pantalla a las tablas.
Pero Eugenia Lemos (26, 1,66 metro, 85-60-91) para la pelota debajo de la suela, mira desde sus ojos verdes y suelta el pase: “Sí, sí, sí... Muchos me conocen desde el reality, okey, pero mi currículum es mucho mejor que el de cualquiera que esté trabajando acá. Tengo mucho teatro off y soy licenciada y profesora de Arte Dramático de la Universidad del Salvador. Hice Medea y la guerra, Cumbres borrascosas, El zoo de cristal, desde tragedias griegas hasta clásicos. ¿Sabés cuántos dicen que son actores y sólo hicieron un cursito de una semana? Yo me preparé, me hice día a día, y hoy tengo un rol de actriz. Paula y Peter, por ejemplo, hacen de ello. En cambio yo hago algo distinto: no soy Eugenia en el escenario. En Twitter la gente comenta que soy buena actriz, y eso es lo que más quiero. Sueño con tener una chance en alguna tira”.

No obstante lo cual –como ha dicho Pappo– le sigue gustando la batalla mediática. Estuvo en cada una de las que hubo este verano. Tal es así que promediando enero consiguió el rol de movilera de Este es el show, en las tardes de El Trece. Al principio, su “enemigo” fue Matías Alé, alque previno: “Te metiste a jugar conmigo, ahora bancátela”. Hoy, su disputa es con Cinthia Fernández, a quien le dedica un largo párrafo: “Tuvimos varios encontronazos. Acá hubo un concurso para ser elegida la Chica del Verano, que ganó Paula Chaves. Yo hice una movida solidaria por varios pueblos cercanos. Ella eligió desnudarse. ¿Ves la diferencia? Cuando hice un móvil con ella se cebó un poco; le tuve que parar el carro. Cinthia se cree una diva... ¿Quién es? Me tiene bronca porque estaba en un programa de Córdoba que se llama El signo, y como no fue profesional, la dieron de baja y me llamaron a mí. Le robé el lugar, jaja. Le cayó muy mal, pero lo que menos le importó fue el programa: le dolió que la reemplazaran conmigo. Dice todo el tiempo que es inteligente y no lo es. Llega y no saluda. Atrás de cámara habla mal de todos. No se relaja nunca. Se cree más de lo que es. Una irrespetuosa...”. Sí, sí, directo a la mandíbula.

–¿Sos la campeona del Club de la Pelea?
–Yo nunca empiezo, pero si me buscan, me encuentran. Soy picante con la lengua: las mediáticas no me duran ni un round. Mirá lo que pasó con Josefina Pouso. Es otra de las chicas que la están remando, y quiso sacarme el lugar: trató de manotear el micrófono cuando la entrevisté para el programa. ¡Y lo manejo yo, Pouso, hello! Le guste a ella o no, acá tengo el control. Eso hay que manejarlo. Ya no soy la nenita de la isla de Soñando... Así que a la que se meta conmigo le digo “andate, con el laburo no se jode”.

–¿Te animás a definirme a los personajes con quienes te enfrentaste este mes?
–Sí, claro, dale... Pero te anticipo que sé diferenciar, eh. Para mí no son todos malos.

–Ricardo Fort.
–Uh... Tuve varios cruces con él. Da rating y sabe cómo generarse prensa. Es un personaje excéntrico, y muuuuy egocéntrico: cree que todo lo que pasa tiene que ver con su mundo. Ahora bajó un cambio, pero antes hizo muchos papelones. Se dio cuenta de que fuera de Ideas del Sur hace mucho frío, y por eso quiere volver. Con todo, sabe jugar el juego mediático mejor que antes; está más inteligente. 

–Aníbal Pachano.
–En el jurado del Bailando... siempre estaba a cara de perro. Acá, no sé por qué, lo veo con menos estrés. Fui a la casa, y es un amor. Me cebó mate, regamos juntos las plantas, y hasta me presentó a la llama que tiene en el fondo de su jardín.

–¿Con Sofía, su hija, cómo te llevás?
–A ella no le divierte para nada el juego mediático, le cuesta. Por ejemplo, huye cuando le hablan del padre, le afecta mucho. Es una dulce y me llevo bien.

–Flavio Mendoza, el gran ganador de este verano.
–Igual que Pachano, en el jurado atacaba todo el tiempo. Acá, en cambio, está disfrutando de su éxito. Ahora que lo conozco más es alguien divertido, buena gente, y lo veo relajado.

–¿Vos te relajás en algún momento?
–Siií... Cuando termino de trabajar no sigo enganchada con las peleas.

–Ahora estás con tu novio, pero al principio de la temporada dijeron que tenías algo con Matías Alé.
–Nada que ver. Como hombre no me interesa ni me parece que tenga una forma de ser atractiva. No digo que sea mala gente, pero tiene una personalidad muy llamativa. Es un exaltado, y mi chico es todo lo contrario. Además, si hay alguien que llame la atención en la pareja, tengo que ser yo (se ríe).

–¿Tu novio te banca así?
–Sí, jaja. En el tema amor estoy súper bien. El va y viene, porque trabaja en Buenos Aires, pero lo extraño. Además, mi perrito necesita a su padre, porque Matías (Koznik, 26) me regaló a León Lorenzo del Valle, mi caniche micro toy. El nombre parece de telenovela, como nuestra historia.

–Es que vos le fuiste infiel cuando estabas en el reality.
–Ojo que mi novio también hizo lo suyo... Nunca fui infiel. Eso fue un juego y nada más. Ahí apelé a la actriz para ganar. El que quiso pensar otra cosa, allá él. Pero es parte de la hipocresía. Mientras otras la juegan de calladitas y tienen una lista negra gigante, a mí al principio me trataban de atorranta, por mi forma de ser. Con 26 años, tuve sexo sólo con dos hombres en toda mi vida: Matías y otro chico de Padua.

–¿Nada más?
–(Ríe) Nada más. Si no es por laburo ni salgo de mi casa. Con mi novio nos conocemos desde hace años. Nos íbamos a casar, y después del Soñando... cortamos. Nos reencontramos en diciembre, y ahora estamos muy bien.

 

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